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Giovanna Almendaris, Analista de Inversiones de Prima AFP

Luego de 9 años el Perú está volviendo a vivir la intensidad de un fenómeno de El Niño calificado como el más fuerte en los últimos 19 años, que afecta especialmente a la población de menores recursos con presencia de huaicos, lluvias intensas y, en otro extremo, sequías y calor incesante. Usualmente, en este contexto solemos asociar como los sectores más afectados la pesca y la agricultura, enfocando todo el análisis económico en estos sectores.

Sin embargo, muchas veces solemos perder la perspectiva del efecto económico en otros sectores, como el mercado cementero del Perú, uno  de los principales indicadores del PBI del sector construcción.

El mercado de cemento peruano se encuentra segmentado por regiones (dados los altos costos de distribución y de fidelización de clientes). Dentro de las regiones, las más afectadas por lluvias y deslizamientos serían el norte y parte del centro (al contrario del sur, donde hay sequías). Esto afecta la operatividad de las compañías cementeras, así como la demanda y la logística de sus productos.

Por el lado de la demanda, el impacto está relacionado con el deterioro del mercado laboral. El 80% de la demanda de cemento en el país se da por autoconstrucción (actividad relacionada a la compra de cemento en bolsas para la construcción independiente). Esta, a su vez, se fortalece con el mayor empleo y mayor ingreso disponible. Al  hacer un análisis de alcance regional sobresale el hecho de que en el norte del país el mercado laboral está altamente concentrado en actividades relacionadas a la pesca) de 56% en promedio, con zonas que alcanzan incluso el 83%, como Paita. Estas regiones se verán fuertemente afectadas en cuanto a contrataciones y estabilidad laboral una vez que El Niño llegue con fuerza.

Es aquí donde empieza el efecto: el impacto negativo en el ingreso disponible afecta la decisión de autoconstrucción, lo que ocasiona un impacto negativo en la demanda de cemento.

Por el lado de la oferta, también vemos un efecto negativo. La logística de las compañías cementeras se ve dificultada dado el bloqueo de la carretera por huaicos o inundaciones, lo cual puede generar sobrecostos a las cementeras o problemas de abastecimiento a su punto de distribución.

La suma de estos efectos nos daría un primer trimestre (e inicios del segundo) complicado para el mercado cementero, lo cual a su vez generaría un efecto negativo sobre el sector construcción. Sin embargo, hay una fuerte salvedad en el caso de la industria cementera, a diferencia de los otros sectores  afectados por El Niño: existe un efecto rebote en la segunda parte del año dada la necesidad de reconstrucción de puertos, carreteras y viviendas afectadas por este agresivo fenómeno natural.

La historia nos demuestra que este incremento de demanda para reconstrucción de infraestructura debería compensar de sobra la primera parte negativa del año. Así, tendremos un 2016 más volátil en los número de construcción.

 

Fecha: 11 febrero 2016 | Fuente: El Comercio

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