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Por Juan Manuel Benites Ramos, Ministro de Agricultura y Riego.

Con una mirada institucional, al asumir el Ministerio de Agricultura y Riego nunca hemos dejado de lado la necesaria visión prospectiva para asegurar la continuidad de todo lo avanzado. Siguiendo esa línea, quisiera llamar a la reflexión sobre un tema fundamental para nuestro futuro y que merece ser tomado en cuenta más allá del 28 de julio próximo: los recursos hídricos. 

Garantizar este recurso, su disponibilidad en el tiempo y su acceso con calidad para cada uno de los peruanos y las actividades económicas definirá el éxito de cualquier política de desarrollo. Más aún, cuando lo enfatiza así la Constitución política del Perú, la Política de Estado 33 sobre los Recursos Hídricos y la Ley 29338 de Recursos Hídricos y su Reglamento. 

En cinco años de gestión al frente del Minagri, no solo hemos respetado dicho marco legal sino lo hemos cumplido a cabalidad, preservando el derecho al agua para las siguientes generaciones. 
En el Perú, tenemos aproximadamente dos billones de metros cúbicos de agua disponible por año. De este total, el 3% se encuentra en la vertiente del Pacífico (costa) y 97% en la ver tiente del Atlántico (sierra y selva); contradictoriamente, hay más agua donde menos población existe: el 70% de habitantes habita en la costa y el 30% en la zona rural y amazónica. 

Debido a esta peculiaridad geográfica, la disponibilidad del recurso hídrico demanda necesariamente el represamiento y el traslado del agua de este a oeste, a fi n de garantizar su distribución en la costa. Por tal motivo, en el último quinquenio, el Fondo Mi Riego ha ejecutado más de 490 proyectos de infraestructura hídrica (canales, reservorios, presas y sistemas de riego) en las zonas altoandinas, por una inversión de cerca de 2,000 millones de soles. 

Asimismo, y para atender la creciente demanda poblacional y económica, se dio continuidad a grandes proyectos de irrigación como Olmos, Chavimochic y Poechos, donde se ha incrementado el nivel de las reservas hídricas para tener mayor disponibilidad de agua; como en Majes (Arequipa) para trasladar agua del río Apurímac. 

Otro reto que enfrentamos con éxito fue la eficiencia en el uso del agua. Considerando que la agricultura es el sector que menos eficiencia presentaba, fue urgente iniciar su modernización con la tecnificación del riego alcanzando niveles de hasta 70%, incidiendo en la baja de los costos de producción y el incremento de la productividad, la rentabilidad y las utilidades. 

Además, el Minagri continúa facilitando la inversión en infraestructura de riego, promoviendo iniciativas como obras por impuestos que asegurarán el agua en los siguientes años y brindando herramientas a los agricultores para optimizar su uso. 

Hoy, la actividad agraria y ganadera nacional es más atractiva para la inversión privada, se genera mayor empleo, la informalidad disminuye, los salarios mejoran; en fin, el sector crece y fortalece la economía nacional. 

Fecha: 01 julio 2016 | Fuente: Gestión

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