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Por Eduardo Morón, Presidente de APESEG

PPK no será el primer presidente que gobierne el Perú sin una sólida mayoría en el Congreso. Mirando la historia más reciente, le pasó lo mismo a Fujimori, Toledo, García y a Humala. Es decir, lo más frecuente ha sido gobernar sin mayoría en el Congreso.

Es cierto que ninguno de ellos tuvo tan pocos congresistas, y eso enciende las alarmas. Aunque al Congreso no le guste aceptarlo, también es cierto que la mayor parte de la legislación en el Perú de los últimos 35 años no se hace en el Congreso, sino en el Ejecutivo. Obviamente, hay temas que pasan necesariamente por el Congreso, pero son la minoría.

Las distintas fuerzas en el Congreso deben entender que el mandato del pueblo no es que unos sean oposición y otros sean gobierno. El verdadero mandato del pueblo a cada uno de los legisladores y a sus agrupaciones políticas es que lleven al país por la ruta de la prosperidad.

La gran tarea de cualquier nación debería ser caminar por la ruta hacia la prosperidad conjunta donde todos ganan, y no detenerse en discusiones de suma cero, donde lo que uno gana es lo que el otro pierde.

Y para caminar juntos, no hay mejor receta que ponerse de acuerdo en la dirección hacia la cual se quiere ir. Esto exige, de parte de las nuevas autoridades, la flexibilidad de modificar la agenda que inicialmente se tenía pensada, de aceptar –aunque sea en parte– las ideas de los otros.

Los puntos de encuentro posibles son numerosos y es absurdo dedicar tiempo a aquello donde hay grandes diferencias, pudiendo avanzar en tantas otras áreas. Necesitamos enfocar nuestros esfuerzos en hacer más competitivas a las empresas del país. Esto nos permitirá tener una fuerza laboral bien remunerada y una clase media creciente.

La mayor competitividad se logra, por un lado, por esfuerzos en el ámbito de la empresa y otros a nivel del país. Por el lado de la empresa, se requiere tener mayor tamaño y eso se traduce en estar dispuesto a que el mercado no sea solo el local.

Por el lado del país, se necesita continuar y profundizar la reforma educativa porque nuestras empresas serán más competitivas en la medida en que nuestros hijos tengan mejor educación. Además, necesitamos cerrar aceleradamente la brecha de infraestructura que permite a todos los proyectos ser más competitivos. Ambas cosas se traducen en lograr que el Estado funcione como corresponde.

Esta semana me topé con un ejemplo de cómo el Estado bloquea el progreso de nuestro país. Me reuní con un alto ejecutivo de una corporación multinacional que escogió instalar sus operaciones regionales en el Perú, pero hacerlo aquí le tardó 3 años de permisos y de inversión que no le genera retorno. Hacer lo mismo en Singapur le tardó 3 semanas. Esa brecha entre cómo funciona el Estado y cómo quisiéramos que lo haga es enorme y reducirla dinamizará nuestra economía. Esta es la urgente tarea del Ejecutivo y del Congreso. No basta que el fujimorismo otorgue facultades legislativas, se requiere que el Congreso ayude a resolver problemas comunes.

Fecha: 28 junio 2016 | Fuente: El Comercio

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