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Carlos Gálvez
Presidente de la SNMPE

La inversión minera y petrolera se retrae alarmantemente. Para el 2016, la primera de ellas caería a US$5.000 millones, la mitad con relación a su registro del 2013. ¿Qué pasa, entre tanto, en el sector petrolero? Carlos Gálvez, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), comenta cuáles son las perspectivas para estas vitales actividades.

— ¿Cuál es su evaluación del sector minero-energético a un año de que finalice este gobierno?

En minería debemos analizar dos aspectos. Uno es la producción y otro la inversión y sus tendencias futuras. En producción se ha hecho el esfuerzo de invertir en grandes proyectos, particularmente de cobre, que son los que van a impactar positivamente en el corto plazo. Esto nos va a permitir un salto en producción cuprífera, que pasará de 1,3 millones de toneladas el 2014 a 2,25 millones el 2016, es decir, un incremento del 67%.

— ¿Y qué pasa con las inversiones mineras?

Allí, lamentablemente, el panorama no es el mismo. La inversión está cayendo. De los casi US$10.000 millones que registramos el 2013, pasamos a US$8.700 millones el 2014, y parece que este año no llegaremos a US$8.000 millones. Y quizás el 2016 estaremos en menos de US$5.000 millones.

— ¿Cómo impacta esto en el país?

Esto repercute en la lucha contra la pobreza, que fuimos capaces de reducir de 50% en el 2005 a 23% en el 2014. Ahora observamos que [la pobreza] está rebotando, y eso es dramático.

— ¿Hay 15 proyectos mineros paralizados, como destaca el Instituto Peruano de Economía?

Sí. En el norte, cuando se paró Conga, también lo hicieron Galeno, Michiquillay y La Granja. Y en el sur también hay temor de sacar adelante proyectos, porque no es gracioso invertir cientos de millones de dólares para quedarse en la estacada por temas sociales. Pero hay otros factores que se añaden. Por ejemplo, acaba de salir publicada una base de datos de poblaciones indígenas aimaras y quechuas.

— ¿Esto traerá complicaciones para la minería?

Lo que estoy viendo es que están apareciendo más comunidades indígenas de las que los peruanos creíamos posible. Y con esa línea de acción [de la consulta previa] no se necesitan dispositivos especiales para postergar los proyectos.

— Eso significa que habrá proyectos mineros que pasarán por consulta. ¿Cuáles serían?

La base de datos es extensa. Entiendo que seguirá creciendo. Habrá que esperar para saber. Pero esas esperas son las que acarrean la postergación de las inversiones.

— ¿Qué está pasando en el sector hidrocarburos?

Allí también estamos en una situación dramática, porque, por un lado, se está reduciendo la producción de petróleo y, por otro, las empresas no están explorando. Y digo más: hoy no se está perforando un solo pozo exploratorio en el Perú, y eso es un problema serio porque estamos invirtiendo fuerte en la refinería de Talara sin tener petróleo. Y estamos construyendo un gasoducto sin explorar para hallar más reservas de gas.

— ¿Cuál es su opinión sobre los problemas en la subasta del lote 192?

No voy a dar la opinión de la SNMPE, sino la mía. Lo primero es que no existía razón para aplicar la consulta en un lote con 50 años de actividad. Sabemos también que el Estado exige un pago adelantado de US$345 millones al postor que gane la buena pro, y hay además una demanda millonaria de una ONG. ¿Qué va a pasar? Que nos quedaremos sin petróleo. Y si no hacemos exploración, nos quedaremos sin reservas de gas y líquidos. Si ese es el futuro que queremos los peruanos, está bien. Así es la democracia.

— Es una situación complicada. Se subastan lotes y también la refinería de La Oroya, pero los inversores dudan.

No podemos quedarnos dentro del cuadrado. El problema de la refinería de La Oroya pudo resolverlo el Estado, con convicción, hace varios años. Debió decir esto no funciona, hay que hacer la remediación y cerrarla. Punto. Y entonces debió concesionar la construcción de una refinería, más moderna, en un lugar distinto cerca al mar, con una zona de amortiguamiento para que no haya población cercana. Eso sí hubiera atraído postores y contribuido con la diversificación productiva, de la que tanto hablamos pero no hacemos nada.

— Pero eso es demasiado difícil de hacer.

¿Por qué sería difícil?

— Porque si la refinería se reubica, se irá con la inversión. La población se levantaría.

¿Por que se levantaría? ¿Acaso no serían los primeros contratados? Los trabajadores tendrían que ir a su lugar de labores. Eso permitiría obtener, probablemente, operaciones más eficientes y descontaminar La Oroya.

Caída del precio del oro

Efectos en el Perú

“¿Qué pasará en el corto plazo con la caída del precio del oro? Relativamente poco, pero en algunos meses habrá compañías

que comenzarán a paralizar su producción. Y habrá inversores que tomarán la oportunidad de comprar proyectos”, señaló Gálvez.

Fecha: 24 julio 2015 | Fuente: El Comercio

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