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Por Walter Bayly, gerente general del Banco de Crédito BCP

A nuestro nuevo presidente le corresponderá la difícil tarea de conducir el país durante el próximo quinquenio, en la antesala del bicentenario. De allí la enorme responsabilidad que su administración asume para retomar la senda del crecimiento acelerado, erradicar la pobreza, cerrar la brecha de infraestructura y emprender las transformaciones institucionales que el Perú demanda. 

Avanzar en esas tareas requerirá conciliar los mayores costos fiscales resultantes con la preservación de la estabilidad macroeconómica ganada los últimos 25 años. Sin esta última no hay progreso y la próxima administración lo sabe bien. En ese sentido, el gobierno debe aspirar a mejorar al menos en un peldaño nuestra calificación crediticia. Mayor grado de inversión es sinónimo de menores costos de financiamiento, mayor inversión y más empleo de calidad.

Resultará imposible reducir la informalidad si no movilizamos la inversión privada. El Perú ofrece grandes oportunidades en industrias ya conocidas, aunque todavía por debajo de su potencial (minería, agroindustria y turismo), pero también en sectores menos explorados como el forestal y acuícola. Para dinamizar la inversión hace falta tener reglas claras y simples, y no la asfixiante maraña burocrática que obstaculiza los emprendimientos privados.

Nuestra incapacidad para generar infraestructura de calidad ya nos está pasando factura, desde elevados costos logísticos hasta horas desperdiciadas en la congestión vehicular. La aceleración del crecimiento exige que en el próximo quinquenio se dinamice la construcción de mejores carreteras, puertos y aeropuertos. La eliminación de trabas burocráticas puede permitir que varias de las iniciativas actualmente paralizadas superen obstáculos de inmediato.

En estos últimos años, la anemia subió y la desnutrición crónica no descendió a la velocidad deseada. En lo social, resulta fundamental contar con metas claras y un sistema de rendición de cuentas que nos ayude a monitorear los avances de nuestras políticas públicas. En atención a ello, es indispensable que el nuevo gobierno priorice la lucha contra la pobreza rural, la misma que triplica a la urbana. Con la misma urgencia hace falta atender a los 8,5 millones de compatriotas que no tienen agua potable en sus casas la tercera parte del día y a otros 5 millones que no disponen de electricidad.

No podremos convertirnos en un país próspero si no apuntalamos la calidad de nuestra educación. Los resultados de las pruebas censales arrojan importantes avances en los aprendizajes de nuestros estudiantes, pero seguimos rezagados en las evaluaciones internacionales. Hace falta seguir expandiendo la jornada escolar completa, capacitar a nuestros docentes y cerrar las enormes brechas de infraestructura educativa.

La creciente ola de inseguridad ciudadana constituye el mayor desafío que deberá enfrentar el próximo gobierno, y el que seguramente marque la evaluación inmediata de su gestión. Para enfrentar esa situación hace falta fortalecer nuestra policía, mejorando su capacitación y estructura organizacional. Hay un espacio importante para impulsar asociaciones público-privadas en temas como la construcción de comisarías, administración de cárceles, leasing de patrulleros, centros de información, entre otros. De igual modo para avanzar en el combate contra la criminalidad es indispensable erradicar la corrupción policial y afinar el trabajo conjunto con la fiscalía. 

Respecto al sistema de administración de justicia, hace falta agilizar la labor de los jueces y la predictibilidad de sus fallos, a la vez que inyectar mayor transparencia a toda su actuación. Sin avances en esos ámbitos será difícil lograr que este poder del Estado recupere la confianza ciudadana. 

Tenemos frente a nosotros la gran oportunidad de impulsar la agenda de reformas necesarias para hacer realidad el proyecto que imaginaron los grandes próceres de nuestra gesta libertaria: construir una nación próspera, justa y digna, con oportunidades para todos. Ese es el gran desafío del próximo quinquenio. ¡Felices Fiestas Patrias!

Fecha: 25 julio 2016 | Fuente: El Comercio

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