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Por: Cecilia Blume,

La coima en la construcción se ve favorecida por malos expedientes técnicos con los que se licitan las obras. Además, es casi imposible en el mundo establecer técnicamente el valor de lo que se hará a priori. Por eso existen los adicionales de obras, supervisados por el concedente y aprobados por la contraloría. Ello es lícito y necesario. El túnel bajo el Canal de la Mancha costó 30% más de lo presupuestado. En las concesiones hay otros problemas. Es imposible prever cambios en 30 o 40 años de una concesión. El crecimiento del aeropuerto Jorge Chávez impulsado por el crecimiento del país ha hecho que necesitemos nueva infraestructura para carga y personas. No satanicemos las adendas, pues son indispensables para una concesión exitosa.

En el mundo era un secreto a voces cómo actuaba Odebrecht, pero solo con su confesión se ha materializado el delito y los países empiezan a castigar la corrupción. En el Perú Odebrecht era la constructora más importante y tenía negocios con muchos. Los bancos trabajaban con ellos, los fondos invertían en sus proyectos y sus funcionarios eran asiduos a Palacio de Gobierno. Consiguió contratos con coima, según ellos mismos y desde hace más de un año viene vendiendo sus activos. Les queda el gasoducto sur peruano, donde lograron que 91 congresistas aceptaran que los usuarios de energía les paguemos parte del proyecto. Este contrato debe suspenderse inmediatamente y no esperar que se caiga por falta de financiamiento el 23 de enero. Ello porque podría haber terceros interesados en aprovechar que los privados paguemos el proyecto y porque si es corrupto debe anularse. 

Si tememos que nos lleven al Ciadi, que lo intenten. El Ciadi no admite demandas donde hay corrupción. No tengamos temor en hacer lo que debemos. Eso sí, respetando la ley. Se puede embargar bienes de la empresa, pues esta ha reconocido sus coimas. ¿Cuánto nos deben? No lo sabremos hasta que no se descubra cuánto pagaron y qué recibieron a cambio. Además, seguramente habrá que revisar los contratos para verificar con una auditoría si hubo beneficios.

No creo que en todos los contratos haya coima. No creo que sean delincuentes todas las empresas peruanas consorciadas con Odebrecht ni todos sus proveedores. Sancionemos a los corruptos severamente pero separemos la paja del trigo. La mayoría de funcionarios públicos son probos y los empresarios son correctos. Hoy parecería que algunos quieren enfriar este tema y tapar la corrupción. Eso sería desastroso para el país. 

Fecha: 19 enero 2017 | Fuente: El Comercio

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