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Por Jessica Soto – Gerente de Asuntos Económicos e Internacionales, CONFIEP

¿Cómo la revolución tecnológica en América Latina está permitiendo acelerar el crecimiento de los negocios? Esta pregunta se formuló durante el Primer Congreso Internacional “Global Route 2025”, donde se discutieron las últimas tendencias globales respecto al desarrollo de los negocios internacionales. El evento fue organizado por la Carrera de Negocios Internacionales de la Universidad de Lima y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al cual se sumó CONFIEP como aliado en los esfuerzos de poner en agenda la innovación tecnológica en el ecosistema empresarial como nuevo motor de desarrollo.

Con este objetivo, CONFIEP estuvo a cargo del panel “La Revolución Tecnológica en América Latina y los negocios internacionales”, espacio del que fueron parte emprendimientos digitales, pioneros en su rubro y liderados por jóvenes peruanos, Culqi y Chazki; así como la empresa multinacional india de consultoría en servicios de tecnologías de información, Tata Consultancy Services (Tata), que ocupó en el 2018 el segundo puesto en el ranking mundial al mejor proveedor de servicios de tecnologías de la información (STI).

El procesamiento masivo de datos—conocido como Big Data—,  donde sus aplicaciones en empresas de consumo masivo, están permitiendo tomar mejores decisiones identificando patrones de compra repetitivos: cuándo, dónde, mix de productos, entre otros.

El impacto que tiene la incorporación de la tecnología en el desarrollo de los países ha sido medido y su resultado es relevante. El CAF – Banco de Desarrollo de América Latina, ha desarrollado el índice de desarrollo del ecosistema digital, que mide el grado de integración y sofisticación digital que tienen las economías de los países, basándose en tres pilares: la digitalización de la producción, la digitalización de los hogares y la conectividad. Con esto, se ha estimado que un incremento del 10% en este índice, está asociado a un crecimiento de 1.3% en el PBI per cápita. Poniéndolo en perspectiva, de acuerdo a este índice, el Perú se ubica en el puesto 15 de 22 países de Latinoamérica y el Caribe, y si alcanzara el nivel de Chile —quien ocupa el primer puesto, significaría un aumento promedio de US$ 982 de riqueza por persona.

La Revolución Tecnológica —o IV revolución industrial— viene transformando los sistemas de producción, gestión y gobernanza a nivel mundial con un crecimiento y alcance nunca antes vistos. Por ejemplo, el denominado “Internet de las Cosas” que consiste en conectar dispositivos físicos o sensores (dispositivos “inteligentes”) con Internet, se aplica en el sector logístico y transporte, donde estas redes permiten controlar un paquete o mercancía desde que se envía hasta que se entrega al consumidor, asegurando la trazabilidad en tiempo real de todo el proceso y la calidad del reparto. Otro ejemplo es el procesamiento masivo de datos—conocido como Big Data—,  donde sus aplicaciones en empresas de consumo masivo, están permitiendo tomar mejores decisiones identificando patrones de compra repetitivos: cuándo, dónde, mix de productos, entre otros. Por su parte, las estructuras organizacionales de las compañías de esta IV revolución industrial están migrando hacia modelos más horizontales, donde la gestión tecnológica no está a cargo de sólo un área, sino que empiezan a aparecer nuevas áreas especializadas —información, desarrollo, digital, tecnología y data— que lideran estos cambios trasversalmente en toda la organización.

De acuerdo a lo mencionado en el panel por el vicepresidente regional para Latinoamérica de Tata Consultancy Services, la Revolución Tecnológica es una realidad. Así, mientras en el 2011, de las 5 empresas más grandes del mundo cotizadas en bolsa, sólo una empresa era tecnológica —Apple—; en el 2017, las 5 compañías cotizadas más grandes del mundo eran tecnológicas—Apple, Alphabet, Microsoft, Amazon y Facebook—, lo que evidencia una tendencia clave: la tecnología se ha vuelto un activo fundamental. Además esta tendencia, señala Tata, alcanza a empresas de todo tamaño y de todos los sectores económicos.

En el caso del Perú, destaca el caso de Chazki, un start-up de tecnología, que, con sólo 3 años de operaciones, está contribuyendo sustancialmente con el comercio electrónico, al mejorar la eficiencia en el reparto de paquetes y mercancías a través de una plataforma web y móvil, lo cual contrasta con el lento reparto de paquetes de la mensajería tradicional, otorgándoles a sus clientes un servicio de entrega rápido y óptimas condiciones. Su modelo de negocio les ha permitido incursionar en el segmento corporativo y de pequeñas empresas a través de su plataforma denominada “Chazki Punche”. Actualmente, Chazki opera no sólo en Perú, sino también en otros 2 países de América Latina, Argentina y México, y se proyecta a ingresar en Colombia, Chile y Brasil hacia el 2020.

Un caso similar es el de Culqi (del quechua qulqi, que significa dinero), creada en el 2013, como un proyecto universitario de la Universidad del Pacífico y en septiembre del 2015 se lanzó al mercado buscando simplificar los pagos a negocios de comercio online, a través de una plataforma en línea, brindándoles una herramienta ágil y segura para hacer transacciones con tarjeta. Actualmente este emprendimiento cuenta con 3,000 clientes a nivel nacional, en su mayoría pequeñas empresas, y adicionalmente empresas corporativas. Culqi tiene como característica particular el haber pasado por diferentes procesos de incubación, desde la obtención de capital semilla, de parte de inversionistas ángeles, hasta el impulso de Wayra Perú, una de las principales aceleradoras de emprendimientos digitales. Entre sus metas está el de convertirse en una de las empresas de pago online más importantes de Latinoamérica.

Capacidades digitales

La innovación tecnológica en las empresas no se puede realizar exclusivamente desde una gerencia de innovación, como se comentó durante el panel; la compañía necesita insertarse en un ecosistema digital compuesto por la interrelación entre empresas corporativas, emprendedores de start-ups, inversionistas ángeles, incubadoras, universidades y sector público. La inserción de la compañía a este ecosistema digital, que muchas veces debe desarrollarlo ella misma, genera intercambio de conocimiento tecnológico hacia las diferentes áreas de la compañía, permitiéndole innovar continuamente.

Finalmente, no se debe dejar de mencionar la importancia del desarrollo y actualización permanente de capacidades digitales. Durante el panel, se mencionó que la estrategia clave que se utiliza para adaptar a las personas a estos cambios es la capacitación permanente, a través del reentrenamiento de los trabajadores con cursos constantes en ciencias de la computación, tecnología e inglés. Por ello, como CONFIEP, estamos comprometidos en fortalecer la alianza entre el sector privado, el sector público y la academia para acercar los contenidos de la educación superior a las necesidades digitales del mercado laboral actual, de modo que se mejoren las oportunidades y la empleabilidad de los más de 250 mil jóvenes peruanos que entran al mercado laboral anualmente.

La Revolución Tecnológica en el Perú seguirá siendo una tendencia que genere oportunidades para crear nuevos mercados y productos. La asimilación de nuevas tecnologías, a través de la creación de un ecosistema digital que integre a empresas corporativas, emprendedores de start-ups, inversionistas ángeles, incubadoras, universidades y sector público, es la clave para incentivar el crecimiento económico en el contexto de la IV Revolución Industrial. El adaptarse exitosamente a esta nueva etapa permitirá mejorar las condiciones de vida de la población, a través de mayores ingresos y mayor capacidad adquisitiva, impulsando a la clase media y mejorando nuestra competitividad y productividad como país. Es importante hacer un llamado a todos los actores a sumarse a esta nueva tendencia, porque como sabemos, quien no se adapta a los cambios suele desaparecer.

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Fecha: 18 noviembre 2018

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