Reporte de Competitividad Global 2019: Habilidades

El corazón de la economía en un país se mantiene latiendo sobre la base de sus ciudadanos. Trabajadores con mejor salud, más educados, que cuenten con servicios públicos de calidad y mejores condiciones para posicionarse en diferentes sectores de la economía son la fuerza que impulsa la productividad y la innovación. En este sentido, la formación del capital humano del país es un importante engranaje que mueve la aguja de su competitividad, razón por la cual constituye un punto clave en la formulación de políticas públicas a través de inversión en educación en todos sus niveles y el incremento de habilidades técnicas de los trabajadores.

Monitorear el desempeño del Perú en materia de habilidades, así como analizar experiencias internacionales son un punto de partida que aporta evidencia para la formulación de políticas públicas. En particular, las habilidades son medidas en el sexto pilar del Reporte de Competitividad Global 2019, elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).

Este pilar examina cuatro subcomponentes del capital humano (habilidades): las condiciones de la fuerza laboral actual, las habilidades de la fuerza laboral actual, las condiciones de la fuerza laboral futura y las habilidades de la fuerza laboral futura. Por un lado, los primeros dos subcomponentes buscan interpretar la situación de la fuerza laboral que actualmente está empleada en la economía, a través de (i) sus años promedio de educación; (ii) el grado de inversión privada en capacitación de trabajadores; (iii) la concordancia entre las habilidades que demandan los empleadores con las que posee la fuerza laboral; (iv) el nivel de habilidades digitales; y (v) la facilidad para encontrar candidatos con habilidades requeridas para el puesto de trabajo. Por otro lado, el Estado de la fuerza laboral futura es medido a través de (i) los años de permanencia promedio en el sistema educativo; (ii) el grado en que se incentiva la creatividad y el pensamiento crítico; y (iii) el número promedio de alumnos por maestro en primaria.

Países que dan cátedra 

Este pilar está liderado por Suiza, país que también se ubicó en el primer puesto en los subcomponentes relacionados con la fuerza laboral actual, y segundo puesto en las habilidades de la fuerza laboral futura. De acuerdo con el WEF, Suiza, en los últimos años, ha enfatizado la innovación y asegurado la calidad educativa universitaria y técnica para garantizar la formación de una fuerza laboral calificada. Además, el resultado de la última medición de competitividad ha sido el fruto de la inversión en un sistema de formación que brinda oportunidades de especialización en áreas particulares. El objetivo de las políticas de capital humano está enfocado en garantizar que los jóvenes tengan una formación necesaria, acorde con las exigencias del mercado laboral, para insertarse de manera efectiva.

Por otro lado, resalta el desempeño de Emiratos Árabes Unidos (EAU). En tan solo un año, este país ha logrado escalar 14 posiciones al ubicarse en el puesto 39 en el ranking mundial y mostrar un incremento del 4% en el valor total del pilar Habilidades. Sus fortalezas claras se encuentran en el estado de su fuerza laboral actual, la cual se ubica en el puesto 15 a nivel mundial. En efecto, es uno de los países en los cuales resulta más fácil a un empleador encontrar candidatos con altas habilidades en el mercado laboral, así como un alto nivel de habilidades digitales entre sus postulantes. De acuerdo con el Banco Mundial (BM), la economía de EAU se especializa en industrias extractivas y digitales, con una demanda de mano de obra calificada de alto nivel, razón por la cual existe una presión por parte del sector privado para capacitar constantemente a sus trabajadores, y muchas de sus ciudades están ocupadas por migrantes asentados por su colocación en estas empresas.

En la región, Argentina ocupa el primer lugar y se ubica en el puesto 31 del ranking mundial. Además, es el país que más puestos subió a nivel mundial (+20) frente a la edición pasada del reporte. Este cambio sustancial se debió tanto a una mejora en el promedio educativo de su fuerza laboral (subcomponente que escaló 21 posiciones), como a un incremento en los indicadores relacionados con la calidad de habilidades futuras (+12 puestos). Estas mejoras se debieron a (i) un incremento significativo en la calidad del entrenamiento vocacional y (ii) una mejora en las habilidades con las cuales los profesionales cuentan al salir de la universidad o instituto. En otras palabras, la nueva fuerza laboral que ingresa cada año a la economía argentina se encuentra mejor preparada para insertarse en un sector ya definido. De acuerdo con el BM, la inestabilidad macroeconómica de Argentina no ha frenado el dinamismo del pilar debido a los recientes esfuerzos para fortalecer el currículo en la educación secundaria y técnica.

 Sembrando hoy para cosechar mañana

En la última edición del reporte, el Perú se ubicó en el puesto 81 del pilar de Habilidades, con lo cual subió dos posiciones respecto de 2018. Las mejores posiciones del Perú se observan en los subcomponentes relacionados con la fuerza laboral futura. En cuanto al número de años de escolaridad promedio, el Perú se ocupa en el puesto 71, 6 posiciones mejor que en 2018. Sus habilidades, por otro lado, se ubican en el puesto 76, y entre ellas destaca la mejora de 6 puestos en el ratio alumno maestro, la cual se evidencia en un alumno menos por profesor. Así, es claro que las bases para una mejora de competitividad futura se están gestando en los más jóvenes.

Cabe resaltar que estos indicadores miden de manera aún superficial la capacidad operativa del sistema educativo nacional, mas no toman en consideración las brechas que existen en temas de capacidad física y calidad en la provisión de los servicios. La heterogeneidad en la provisión de servicios básicos en escuelas y la calidad en su implementación es un lastre que retrasa el acceso a oportunidades en zonas rurales del país. De acuerdo con el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), la diferencia entre acceso básico y de calidad puede ser muy alta, como se observa en el caso del sector educación. En este sector, el estudio indica que la brecha de infraestructura de acceso básico, es decir, aquella relacionada con la matrícula escolar, se concentra en el nivel secundario (72% del total de la brecha de largo plazo en educación frente al promedio de países desarrollados).

Sin embargo, este monto de inversión no responde a la capacidad física ni a la calidad de los servicios educativos, las cuales se encuentran fuertemente comprometidas en zonas rurales del país. En este sentido, según cifras del Ministerio de Educación, la inversión necesaria para alcanzar una infraestructura de calidad segura, funcional e integrada al territorio en los centros educativos existentes es de S/ 94,610 millones, casi 15 veces más de la necesaria para cubrir el acceso básico.

En el Perú aún estamos lejos de contar con una educación de calidad a todo nivel que incremente el capital humano, el cual finalmente es el motor de la competitividad en las industrias. La inversión en la base de los niveles educativos ha sido pieza clave para la mejora en el pilar analizado, como lo demuestran los últimos resultados de la prueba PISA, pero no es suficiente. La brecha de calidad y capacidad aún nos separa del verdadero potencial al cual pueden aspirar los jóvenes. Además, existe aún un largo camino por recorrer en materia de calzar las habilidades requeridas por los empleadores y lo que los institutos técnicos pueden ofrecer. El Perú ya comenzó a sembrar las semillas, ahora toca regarlas consistentemente en el largo plazo.