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Ben Schneider
Presidente de Indra en el Perú y director del MBA de la Universidad del Pacífico

El fenómeno de la automatización ha pasado por tres eras. La primera en el siglo XIX cuando máquinas reemplazaron al hombre en trabajos de alto contenido físico, como por ejemplo los telares en la industria textil. La segunda era, durante el siglo XX cuando las máquinas reemplazaron al hombre en tareas operativas, como los centros de llamadas o quioscos digitales en las líneas aéreas. La tercera en el siglo XXI, donde las máquinas  empiezan a tomar decisiones aplicando inteligencia artificial, desplazando en esta oportunidad a trabajadores intelectuales. Por ejemplo, a la hora de seleccionar un portafolio de instrumentos financieros o al desarrollar un sistema de
tarifas para pasajes aéreos.

Se abre así un nuevo período donde las máquinas pueden en principio realizar casi todas las tareas que hoy son responsabilidad de seres humanos. ¿Qué implica esta situación para los negocios y para la empleabilidad de las personas?

Según Niguel Rayner de Gartner, firma consultora informática, la mayoría de las actividades que hoy realizan los ejecutivos serán automatizadas próximamente. Esta situación plantea un reto enorme que la mayoría de nosotros aún no alcanza a descifrar, según da cuenta el “Harvard Business Review”.

En vez de preguntarse qué tareas que hoy realiza el hombre serán reemplazadas por máquinas, habría que preguntar qué nuevos niveles de desarrollo lograremos al contar con máquinas con alta inteligencia artificial para asistirnos.

En vez de ver la situación como un juego de suma cero, donde los empleos que pierden los humanos van a pasar a manos de máquinas, descubramos nuevas oportunidades de empleabilidad trabajando en “dupla”. 

Conforme la automatización  va ganando terreno, las personas van respondiendo principalmente con cuatro estrategias, según Thomas Davenport de MIT y Julia Kirby de HBS. La primera la denominan “subir un escalón” y se refiere a lograr mayores niveles de abstracción que las computadoras. Por ejemplo, un gerente de marca orquestará todas las actividades para posicionar un producto, aun cuando cada actividad por sí sola sea realizada por máquinas inteligentes.

A la segunda estrategia la denominan “un paso al costado”, y se refiere a aportar conocimiento distinto al que procesan las computadoras. Por ejemplo, un ejecutivo creativo podrá intuir qué conceptos atraen a clientes altamente sofisticados (imagen, diferenciación, etc.). A la  tercera estrategia la definen como “dar un paso hacia adentro”, y se refiere a aquellos que se especialicen en software para seguir desarrollando máquinas inteligentes.

A la cuarta estrategia la denominan “un paso marginal”, y se refiere a entender qué es lo que aún no  pueden hacer las máquinas inteligentes y valerse de ello para complementar el trabajo.

El panorama es complejo, y es vital tomar conciencia de que la aceleración del desarrollo de la inteligencia artificial traerá grandes beneficios a la humanidad pero a la vez grandes retos, que obligará a reconvertir las actividades que hoy realizan los seres humanos y requerirá que las instituciones educativas se reinventen, para preparar a los individuos a entender cómo asociarse con los equipos inteligentes y así asegurar una coexistencia beneficiosa.

Fecha: 28 agosto 2015 | Fuente: El Comercio

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