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Javier Portocarrero
Director Ejecutivo CIES

La primera mitad del 2015 cerró con un crecimiento de 2.4%, igual a la cifra para todo el 2014. El crecimiento se ha ido acelerando en los tres últimos trimestres, pasando de 1.0% a 1.8% y 3.0%, respectivamente. Esta recuperación ha sido impulsada por una ampliación de la oferta minera y un rebote de la pesca. Si no hay sorpresas, el crecimiento anual del 2015 giraría en torno a 2.8%.

El crecimiento agregado del segundo trimestre de 2015 esconde una dinámica muy diferenciada: una expansión fuerte de los sectores primarios (7.2%) versus un marasmo en los no primarios (1.9%). Peor aún, la industria no primaria viene cayendo durante los últimos cinco trimestres; y la construcción se ha desplomado 8% en el primer semestre del 2015.

El índice de precios de las exportaciones, que ya había caído 14% en el 2014, desde su pico en el 2011, continuó su declive, descendiendo un 13% adicional, en el primer semestre del 2015. El valor de las exportaciones que había bajado desde US$ 47,000 millones en el 2012 hasta US$ 40,000 millones en el2014, siguió cayendo en el primer semestre, y el presente año podría cerrar
en US$ 33,000 millones.

El choque externo impactó el índice general de la bolsa de valores, que ha perdido 28% en lo que va del año, mientras el sol se ha devaluado un 9%, a pesar de las compras de dólares del Banco Central.

La posición de cambio del BCR (las reservas de divisas que le son propias) ha bajado de US$ 35,000 millones a US$ 28,000 millones en este periodo. El déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos disminuyó, pero debido a menores importaciones de bienes de capital y utilidades remesadas al exterior.

Con menos utilidades, un deterioro de la rentabilidad esperada y la proximidad de las elecciones, la inversión privada se ha ido enfriando cada vez más, cayendo 9% en el segundo trimestre. Esto presionó hacia abajo la demanda agregada y el PBI.

Además ha generado un deterioro de la tasa de inversión, que podría menoscabar el crecimiento potencial, si perdura esa caída.

Por su parte, la inversión pública no cumplió un rol contracíclico y descendió aún más rápido que la privada, debido al colapso en el gasto de capital por parte de los nuevos gobiernos regionales y locales. No obstante, el año cerrará con un déficit fiscal significativo, en tanto la recaudación y, sobre todo, el Impuesto a la Renta, están bajando.

¿Qué hacer? Lo principal es revertir la caída en la inversión pública (priorizando la mitigación del fenómeno de El Niño) y promover la privada.

Nadie sabe si los precios de los metales ya han tocado fondo, ni cuán grave será la salida de capitales una vez que la Reserva Federal empiece a subir su tasa de interés. Sin embargo, sí sabemos que la subida del dólar ira elevando la rentabilidad
de los sectores transables, y ofrece una oportunidad para promover la diversificación de nuestras exportaciones.

Fecha: 25 agosto 2015 | Fuente: Gestión

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